1. Posición atlética. Piernas separadas a la anchura de la cadera o de los hombros, articulaciones semi-flexionadas, manos separadas del cuerpo y adelantadas. El torso, sólido, tiende a mantenerse a la máxima pendiente.
2. Flexión de tobillo. Al flexionar los tobillos pisamos el esquí de modo que éste se comba bajo la presión y describe una curva.3. Distensión de las piernas. Para mantener la presión sobre los cantos a lo largo del viraje podemos distender poco a poco las piernas. Ello, además, hará que nuestro centro de gravedad se desplace de manera natural al interior de la curva.
3. Manos adelante. Durante todo el viraje lidiaremos con las fuerzas externas tratando de mantener la posición atlética de partida, sobretodo llevando las manos adelantadas.
6. Mirada a la máxima pendiente. Durante todas las fases de la curva debemos mantener la vista en la dirección a la que vamos ¡cuesta abajo!
7. Relajación al final de la curva. Para absorber las fuerzas que se generan al salir de la pendiente relajaremos paulatinamente las piernas, lo que nos hará esquiar de forma más fluida.
8. Clavado de bastón. Clavar el bastón a la máxima pendiente nos hará esquiar adelantados, anticipados y dirigir mejor la masa de nuestro cuerpo hacia la siguiente curva.
9. Centro de gravedad hacia la nueva curva. Al iniciar un nuevo viraje debemos proyectar nuestro centro de gravedad hacia el interior de la siguiente curva. Así seguiremos adelantados y cambiaremos los cantos más dinámicamente.
10. Pensar en los pies. Sentir qué pasa entre la nieve y nuestros pies nos proporcionará valiosa información para esquiar con eficiencia. Además, nuestro equilibrio plantar nos ayudará a negociar mejor las fuerzas externas que se generan durante el viraje.
¡A practicar!
¿Sabéis alguno más?
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